Propósitos SMART para el año nuevo

Ha llegado al calendario una efeméride que divide drásticamente el tiempo en pasado y futuro. Hasta ahora navegábamos en el tranquilo devenir del río de Heráclito, viendo pasar las aguas donde ya no nos volveremos a bañar, y de repente, a proa, aparece la vertiginosa cascada de Nochevieja.
Será un buen momento para proyectar buenos propósitos para las próximas 8766 horas que nos esperan río abajo hasta 2024, pero los objetivos de cambio pueden quedar insatisfechos si no los construimos adecuadamente. Como todavía estamos a tiempo, te ofrezco un método para que tus buenos propósitos sean más alcanzables.

En primer lugar, el deseo debe ser específico. No es buena idea establecer un fin genérico porque lo olvidarás fácilmente. Por ejemplo, un propósito como el de ser más feliz se puede autosabotear fácilmente, en mi caso, porque el juez que evaluará el nivel de felicidad voy a ser yo mismo y no siempre estoy de buen humor.

En segundo lugar, el deseo debe ser medible para identificar cuándo lo he alcanzado. Por ejemplo, gastar menos no es medible, es necesario concretar una cifra para después compararla con el resultado.

Un buen propósito debe ser relevante y motivador. La energía para que se haga realidad nacerá del entusiasmo para alcanzar la meta. Si confío únicamente en la fuerza de voluntad, quizás abandonaré cuando compita con nuevas urgencias que aparecerán durante el viaje hacia 2024.

Otra herramienta, para que un propósito de Año Nuevo se convierta en realidad, es que sea posible . Esta condición debe convivir con la anterior. Me explico: si para convertir emocionante el objetivo de visitar un país nunca visto me propongo realizar un trekking en Semana Santa en Nueva Zelanda, aunque para mí es muy motivador, no es alcanzable.
¡Ah!, y no puedo hacer trampa añadiendo «si me toca la lotería» para hacerlo posible, porque ya sé que no me toca.
Hay quien cree que es mejor forzar los límites porque esto se traducirá en mayor esfuerzo y más probabilidades de éxito. No estoy de acuerdo. Un reto no realizable invita a abandonar al primer paso.

Por último, mis buenos propósitos deben tener plazos para situarlos en el calendario. La mayoría de nosotros necesitamos plazos, concretar las fechas, sobre todo si eres alguien como yo, que tiende a procrastinar.

Una vez que esté bien definido el propósito, conviene escribirlo y exponerlo en un lugar bien visible. A mí me funciona el clásico papel colgado en un imán en la nevera.

Tengo la superstición de que la presentación debe ser prolija y pido a alguien con buena letra que me la escriba en rotulador bien grueso.

El último paso para que todo lo que he propuesto hasta ahora sea efectivo es el de trasladar a la agenda las tareas concretas para conseguir el objetivo.

La técnica que te he sugerido para hacer realidad sus propósitos se denomina SMART y puedes ampliar la información con ejemplos fácilmente en Internet.

Solamente me queda despedirme deseando que tus propósitos para el nuevo año sean concretos, medibles, realistas y motivadores para que se transformen en realidad.

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