Casa ajena suele criticar quien la suya no sabe arreglar
Adivinadores, asesores, brujos, canalizadores, curas, coachs, consejeros, directivos, doctores, entrenadores, guías, líderes, mentores, mediums, maestros, médicos, orientadores, pastores, pedagogos, predicadores, psicólogos, sabios, tarotistas, terapeutas, sanadores, y chamanes, en sus encarnaciones masculinas y femeninas, centran su propósito en solucionar problemas ajenos. Para conseguirlo, entre otros artefactos exclusivos de cada gremio, utilizan el consejo.
El manual de instrucciones del coach prohíbe dar consejos, aunque los entrenadores también caemos en la tentación, incluso sabiendo que es la herramienta menos efectiva para provocar cambios.
Ayudadores no profesionales, principalmente amigos y familia, hacen uso intensivo de los consejos, son su arma predilecta para influir contra las personas con las que conviven.
El consejo no funciona por los siguientes motivos:
- El consejo se ofrece, casi siempre, sin ser solicitado y es gratuito. El resultado es que la motivación de quién lo recibe es más bien baja.
- La cara oculta del consejo esconde la intención de mostrar superioridad en el emisor que contrasta con una supuesta ignorancia de quien lo recibe.
- Actúa como comida basura que engorda más que alimenta porque es tan común que no contempla la realidad única de cada persona.
- Con buena intención para ahorrar experiencias dolorosas, crea una mayor dificultad, si cabe, la de no vivirlas y darse cuenta de lo que está en juego, negando un autoaprendizaje genuino y permanente.
- Casi siempre es una proyección, un mecanismo neurótico si es inconsciente o hipócrita si es consciente: consiste en atribuir a otra persona aquello de lo que carece uno mismo.
- En un primer instante, es gratuito, pero pronto emite factura que se cobrará a plazo, seguramente en forma de poderoso reproche: «Con las veces que te he aconsejado eso, y tú, sin hacer caso, ¡y ahora observa el desastre…!».
Una variante del consejo con idéntica ineficacia es la crítica constructiva o positiva. Se ofrece con la «sana intención» de ayudar. Con demasiada frecuencia en el mundo de la empresa se confunde con «feedback». Todos los atributos negativos del consejo pueden aplicarse a la crítica constructiva, un oxímoron como una catedral.
Las ofensas en las que uno mismo se reivindica como víctima de los demás son mecanismos de influencia tramposos como los que hemos nombrado más arriba. La falta de imaginación o simple crueldad de los ofendidos alimentan el deseo de victoria emocional ultrarrápida que consiguen apuntando con la culpa a quien se ponga delante.
No puedo terminar de escribir esta columna sin ofrecer un buen consejo: desconfía de la solvencia de quien te da consejos, porque muy a menudo, casa ajena suele criticar, quien la suya no sabe arreglar.
DESCARGA EL ARTÍCULO ORIGINAL PUBLICADO EN REGIÓ 7 EL 31 de MARZO DE 2022 AQUI